Borrachera de poder (L'ivresse du pouvoir) es una película francesa
dirigida por el director de cine Claude Chabrol con la que continuamos, el próximo martes, nuestro ciclo "Los cuatro temperamentos".
El
maestro Claude Chabrol, como en muchas de sus películas, nos hace una radiografía de la sociedad actual, realizando una crítica feroz a la burguesía y a los
poderosos. Así, por
un lado, nos muestra cómo afecta el poder a la jueza que instruye el caso y
cómo su plena dedicación anula totalmente su vida familiar y sentimental. Y por
otro, nos muestra el desmoronamiento de los funcionarios y los ejecutivos, plasmando
la evaporación de un mundo lujoso y despótico con la bajada repentina a los
infiernos de los careos en el juzgado, los cacheos humillantes en prisión...
El
director nos muestra a una mujer que tiene el rol dominante, como ya indica su
propio apellido, Charmant-Killman, mezcla de francés e inglés que se podría
traducir como "encantadora mata hombres". Y mientras Jeanne domina a
todas las figuras masculinas de la película, desde su apocado marido, pasando
por el jefe de policía o por el todopoderoso director de una empresa, el poder
comienza a
dominarla a ella, sin saber que su ambición está avivada precisamente por
aquellos a los que persigue para intentar comprarla.
El film estudia la relación entre
el poder y la corrupción. El poder transita entre unos y otros como una fuerza
misteriosa que transforma a todos los que entran en contacto con él, tanto a
los que lo descubren como a los que lo pierden. Como explica el propio Chabrol, hasta
la protagonista acabará convertida en una especie de Robespierre, pues "persigue un ideal de justicia, pero el poder que encarna la
embriaga".
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