Presentación de los libros
Estudios sobre la Psicosis (José María Álvarez)
y Sobre la locura (Fernando Colina)
El
pasado 29 de enero, en el Hotel Felipe IV de Valladolid, tuvo lugar la
presentación de los libros Estudios sobre
la Psicosis (Barcelona, Xoroi, 2013), de José María Álvarez (psicoanalista
y psicólogo especialista en Psicología Clínica), y Sobre la locura (Cuatro, Valladolid, 2013), de Fernando Colina (psiquiatra). La presentación, en la que
participaron los autores, fue amenizada por las palabras del Dr. José Manuel
Susperregui (psiquiatra del ya cerrado Hospital Dr. Villacián). El acto, al que
asistieron cerca de doscientas personas, se caracterizó por la generosidad y la
humildad de estos tres expertos en la locura, lo que se puso de relieve en sus
diferentes intervenciones, así como por la complicidad entre los ponentes y el
público.
El
Dr. Susperregui inició la presentación leyendo un hermoso escrito elaborado
para la ocasión. En su escrito planteaba abiertamente la dificultad de presentar
a dos compañeros con quienes había compartido gran parte de su larga vida
laboral, sus enseñanzas y estudios, colegas a los que admiraba, para sentenciar
al final que “sencillamente, se me pide un imposible”. Aún así, con valentía y
decisión, compartió con los allí presentes un retrato psicológico de los
autores y un análisis agudo de sus obras, unas pinceladas personales que a buen
seguro compartían muchos de los allí presentes. En su exposición se centró en
dos aspectos del quehacer de Fernando Colina y de José María Álvarez: el
clínico y el docente. En cuanto al quehacer clínico calificó enfáticamente a ambos
autores de “animales asistenciales”, señalando la fascinación que muestran por
la locura y la lucha por los derechos y libertades del loco, una pasión que los
autores comparten. Y desde el plano docente y literario, destacó que el Dr.
Colina y el Dr. Álvarez forman un dúo profesional, un tándem, que ha creado una
escuela propia en cuanto cómo entender la locura y qué hacer con los locos, anudando en sus
respectivos discursos conocimientos provenientes de diferentes materias como la
lingüística, la hermenéutica, la antropología o la heurística, “hasta conseguir
la seducción de la intelectualidad más exigente”.
Posteriormente
el Dr. Susperregui dedicó por separado algunas palabras a cada uno de los
autores. Del Dr. Álvarez alabó su profundo conocimiento de la historia de la locura,
sobre todo la clínica clásica del siglo XIX, conocimiento que sabiamente
conjuga con el modelo lacaniano, con lo que se acerca al sujeto y entiende su
forma de enfermar. Expresó además su mayor admiración hacia la capacidad didáctica
que José María Álvarez despliega en sus escritos, ponencias, seminarios; lo que
hizo extensivo al conjunto de su enseñanza. En varias ocasiones resaltó cómo lo
que en un principio parece inalcanzable e incompresible, este psicoanalista lo
vuelve comprensible y asequible a la mayoría, poniendo como ejemplo la obra de
Jacques Lacan, a la que se califica habitualmente de difícil. Susperregui ilustró dicha aptitud didáctica
con las siguientes palabras: “Realmente se le ve deleitarse cuando desvela esas
nociones con la misma facilidad con que desarrollaría un tema de menor nivel,
como si se tratase de meras piruetas anecdóticas”.
Tras
dedicar algunas palabras al Dr. Álvarez, se centró en la persona y la obra del
Dr. Colina, haciendo referencia constantemente a su “pasión inequívoca por la
docencia”. Ensalzó su conocimiento pormenorizado del pensamiento occidental, su
profunda comprensión de la obra de Freud y muy especialmente de la obra de
Foucault, “erigido sin duda en su filósofo de cabecera”. Destacó una y otra vez
la maestría de Fernando Colina para confrontar contrarios, “donde todo sistema
de pensamiento tiene acomodo y encuentra un espacio de armonización con su
contrario”, señaló, convirtiéndolo en “el rey de la paradoja”. Según su
opinión, el Dr. Susperregui aventuró que las enseñanzas de Fernando Colina
constituyen un modelo propio, “un enriquecimiento creativo y propio”, en el que
el deseo y su dinámica palpitan sin cesar en su discurso clínico. Tras
agradecer a los autores su invitación, cedió la palabra a los protagonistas,
los cuales presentaron recíprocamente su respectivas obras.
En
un primer momento se glosó el libro Sobre
la locura del Dr. Fernando Colina, presentación que corrió a cargo de su
compañero profesional el Dr. José María Álvarez, quien después de dedicar unas
palabras a la generosidad y humildad del autor, se centró en la nueva obra del
psiquiatra vallisoletano. Elogió su prosa y la calificó de “poética y profunda”,
de “prosa poética”, afirmando que “no se puede escribir sobre la locura sin
tender hacia la poesía”, pues la descripción de las experiencias enigmáticas
psicóticas requiere de otro tipo de lenguaje que el meramente formal.
Posteriormente se centró en el contenido de la obra, afirmando que “Sobre la locura es un libro con tres
protagonistas: la locura, los locos y los terapeutas de los locos, es decir,
los loqueros”, una obra “sobre la experiencia de un terapeuta de locos”, un
libro “profundamente clínico”. Explicó asimismo que el libro vuelve una y otra
vez sobre la clínica y el diálogo con el alienado, como si el eje de esta obra
gravitara en torno a la pregunta “¿qué hacemos cuando hablamos con locos?”.
Según advirtió el Dr. Álvarez, esta cuestión estaría mediatizada por las
diferentes visiones o perspectivas existentes sobre la locura. Para afianzar
este punto de vista, extrajo y leyó el siguiente párrafo del libro: “Siempre
compadeceremos ante la duda de si es mejor atontar a los enfermos con
psicofármacos para que no haya recaídas, o anteponer su lucidez y arriesgarse a
las crisis” (pág. 9), palabras que promueven la reflexión acerca de la posición
ética del clínico cuando habla con un loco. Del Dr. Colina señaló la reflexión
permanente sobre la psicopatología y la locura, y destacó que, pese a las
obligaciones propias de su jefatura, jamás ha regateado un minuto a su quehacer
clínico. El psicoanalista posteriormente realizó un alegato a favor de la
subjetividad del loco: “Tratamos con personas”. A partir de ahí, coincidiendo
con Colina, propuso que la asistencia sanitaria debería de “contribuir a una
cierta libertad o liberación del paciente”, lo que implica el reconocimiento del
derecho a la locura y sitúa al delirio como un elemento muchas veces necesario;
en palabras del Dr. Colina: “La terapéutica buscará la excelencia del delirio”.
Como ya hiciera previamente el Dr. Superregui,
José María Álvarez habló de la facilidad del Dr. Colina de armonizar contrarios
(“es el rey de la combinación de elementos contradictorios”), aunque con el
paso de los años, en especial desde la publicación de El saber delirante, su posición es cada vez menos “ambigua”,
comentó. En un acto de agradecimiento, el Dr. Álvarez dirigió las siguientes
palabras a su compañero y amigo: “Como maestro de escuela, Colina es generoso”.
Su intervención concluyó mostrando cierta inquietud que le suscita la lectura
de una obra nueva de Colina: “Me sucede al principio, después de leer algo que
acaba de publicar. Me cuesta mucho decir algo distinto a lo que acabo de leer
en su obra. Esa impresión la tengo durante una temporada”, dejando entrever cómo
continuamente aprende de su vecino de despacho.
A
continuación fue el Dr. Colina quién presentó Estudios sobre la Psicosis de José María Álvarez. Previamente dirigió unas palabras al autor: “Es un ejemplo de intuición
clínica”, “es una especie de fanatismo, locura y extravagancia”. Aclarando que
el aprendizaje y la influencia es recíproca entre ambos, y confesando: “Yo creo
que le copio mucho. Hemos hablado juntos en tantos sitios, que nos aprovechamos
mutuamente”. De nuevo el Dr. Colina agradeció a José María Álvarez sus
enseñanzas sobre los clásicos en la historia de la psiquiatría y sobre el
psicoanálisis, por compartir su saber, describiéndole como “transmisor de
información; lo que sabe te lo cuenta”. También con admiración habló del
impulso del autor de corregir y ampliar sus libros, en una constante búsqueda
de la perfección, como ya hiciera con La
invención de las enfermedades mentales y con el que se presentó en este
acto, Estudios sobre la psicosis. Para
hablarnos de éste último, propuso los tres componentes que estructuran el
texto: historia de la psiquiatría, el detalle clínico y caso monográfico. Para
hacer referencia al primer componente, se centró en los intereses del autor por
la epistemología y el estudio de la historia de la psiquiatría, de cómo va
surgiendo el conocimiento a lo largo del tiempo, exponiendo cómo “para José
María es importante saber quién es el autor, con quién trabajaba, con quién
estaba enfrentado”, “de por qué un autor en un determinado momento dice una
cosa y no otra, sobre todo en lo tocante a la psicosis”. El Dr. Colina concluyó
destacando que José María compagina la asistencia pública y la privada con sus
estudios sobre la locura, con los que trata de construir un modelo clínico de
las psicosis. Del segundo componente, el detalle clínico, alabó la “precisión
fenomenológica” del psicoanalista, como si se tratara de una especie de
exigencia que se autoimpone el autor, explicando que el clínico previamente
debe hacer la descripción del hecho observado, para posteriormente darle una
valoración clínica con vistas a su entendimiento, de ahí el interés del Dr.
Álvarez por el estudio de los fenómenos elementales, las alucinaciones, la
certeza y los trastornos del lenguaje. Y, finalmente, comentó el tercer
componente clave del libro, el caso monográfico, que en el presente libro es el
escritor irlandés James Joyce. Fernando Colina comentó cómo el estudio de los
grandes locos de la historia de la psiquiatría es “una de sus monamanías”, como
lo es el caso Schrecher o el caso Wagner; a partir del caso, José María “estudia
su biografía y vuelca sus conocimientos clínicos”. Para concluir su
presentación, el Dr. Colina comentó que el capítulo que más le sugiere y al que
recurre constantemente es “¿Qué fue de la paranoia?”, un texto que le sigue
sorprendiendo cada vez que lo lee.
Tras
las exposiciones del Dr. Susperregui y los dos autores, se dio la palabra a los
ahí presentes. La pregunta más interesante fue la formulada por el Dr. Álvarez al
Dr. Colina a propósito de su anterior libro Melancolía
y paranoia, preguntándole cómo se le había ocurrido la hipótesis de los dos
ejes, el paranoico y el melancólico, que ordenan el conjunto de la
psicopatologúa. Al respecto el Dr. Colina explicó que la suspicacia y la
tristeza son connaturales a la condición humana, pero cuando se amplifican
pueden alcanzar a configurar los tipos clínicos de la paranoia y la melancolía.
La
presentación concluyó con el agradecimiento a los editores y a quienes habían
propiciado la realización de este acto tan concurrido, y un agradecimiento especial
al Dr. Susperregui, cuyas intervenciones públicas son tan esperadas como
contadas desde su jubilación.
Ana
Elúa Samaniego
Especialista en Psicología Clínica
Hospital Universitario
Río Hortega de Valladolid
Miembro de La Revolución Delirante