"El síntoma universal, el síntoma por excelencia del gran circuito melancólico, es la tristeza, como la desconfianza lo es del eje de la paranoia. El origen de esa tristeza, irremediable y natural, no es otro que la propia condición del deseo, su llanto, su sollozo. Todo deseo concluye en placer pero también en insatisfacción y pérdida. Sin el lastre de la tristeza el barco queda mal estibado y se escora con facilidad. Observada desde este ángulo, la tristeza puede entenderse como la respiración del deseo, la expiración e inspiración con las que se alternan el placer y el dolor. El melancólico, siguiendo este razonamiento, tanto puede representar al hombre fracasado en el deseo como a su héroe y vencedor más audaz."
Fernando Colina, Melancolía y paranoia
Foto: www.capitulouno.net
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